Hace 58 años que me encuentro en la Argentina y siempre extraño mi tierra. En Argentina tuve suerte, estudie, trabaje, conformé mi familia, tuve la oportunidad que no pude tener en Paraguay, pero me falta algo.
Mi vida es inconclusa, me falta mi tierra, disfrutar de esa riqueza natural del arroyo.
En mi casa plante cocu, arazá, aguacate, cedrón. Plante toda la arboleda que existe en el Paraguay y eso manifiesta lo que extraño a mi tierra de origen. Nunca me olvido, tengo mi compañera, mis hijos, pero siempre me falta algo.
Pero nunca pude regresar con tranquilidad y felicidad porque toda esa bendición de la naturaleza lo agarra un grupo pequeño para acaparar. No mira a su compatriota y lo desplaza y ahí tuve que emigrar como miles de compatriotas con diferentes suertes, en diferentes lugares.
Con el sueño siempre puesto en ese gran amor que dejamos relegado para otro momento.
Y yo creo que esta es la oportunidad de que nos juntemos, de que nos reencontremos todos los compatriotas y soñar con una Nueva República.
Esa república que nos promete este hombre con sueños elevados, donde promete que los paraguayos van a ser nuevamente felices en su propia tierra. Porque es eso lo que falta. Nuestra felicidad es incompleta al no estar en nuestro propio espacio, en nuestra pertenencia, estamos enajenados de un montón de cosas.
Yo amo al Paraguay, soy paraguayo. Agradezco profundamente las puertas que me abrieron los hermanos argentinos, porque Argentina es eso. Como millones de paraguayos que estamos acá, a algunos les abre las puertas y a otros les cierra.
Y sucumbe o sufre peor por necesidad. Quiero saludar también a estos grandes compatriotas que sueñan con crear la Nueva República.